JEAN COCTEAU. ¿APUNTES SOBRE EL POEMA SONORO?

Colocación improvisada de las palabras, vena emocional, encuentro fortuito de las palabras graves con una orquesta de baile, el azar hecho estatua; en suma, un medio para atrapar la suerte, para crear lo definitivo, medio absolutamente nuevo, absolutamente impracticable en los tiempos en que era preciso aparecer en persona cada noche.
Evitar los poemas al estilo Plain-Chant; escoger los poemas de Opera, los únicos lo bastante rotundos para prescindir del gesto, del rostro, del fluido humano, para resistir junto a una trompeta, a un saxofón, a un tambor negro.
Hablar bajo muy cerca del micrófono. Ponerse el micrófono en el cuello. Supongo que así cualquiera voz agradable derrotaría a Chaliapin, a Caruso.
Regrabar discos. Cambios de velocidad convertidos de nuevo en normales. Voces celestes.
Es importante que la voz no se parezca a mi voz, sino que la máquina emplee una voz propia, nueva, rotunda, desconocida, creada en colaboración con ella. El Busto, por ejemplo, declamado, clamado por una máquina como por la máscara antigua, por la antigüedad.
No adorar nunca más las máquinas ni emplearlas como mano de obras. Colaborar con ellas.