PINIPONIA (DESUSO)

domingo, 7 de septiembre de 2008

"A LÍNGUA É MINHA PÁTRIA" (CHICO BUARQUE X 2)


Al principio pensaba hacer una nota medio crítica, más tipo reseña bibliográfica, pero luego me dije que no, que dejara hablar a Chico tranquilo. De todas formas, es muy probable que todo se resuma a pura "pereza crítica" (mal del que se adolece hoy). Sea como sea, acá los dejo con varias citas de la novela Budapest de Chico Buarque. Una lectura recomendada al 100 %.

1.- "...temí que en aquel momento me dijese: poséeme, hazme el amor, fóllame, jódeme, destrózame, ¿cómo dirán las húngaras esas cosas?"
Primero la risa que pone en evidencia el placer de lo recién escuchado, luego la pregunta: ¿qué hace que me guste tanto? Evidentemente, el tema; porque aquí se habla del lenguaje, de las palabras, no de otra cosa. Y sí, tengo predilección por ese tema.
Chico nos "acerca" a la lengua húngara, con la que nada y poco menos he tenido contacto, que se presenta lejana en extremo, y nos (me) parece natural que haya cosas que sólo en nuestra lengua materna se puedan decir.
(NOTA: pero Chico es brasileño y habla portugués. Entoces, ¿parece natural decir ciertas cosas en español y portugués solamente? Pobres húngaros, polacos, vascos o esquimales que no pueden amar naturalmente...)
2.- "Tal vez la muchacha tenía una manera de cantar la lengua que yo, aun sin comprenderla, podía pillarla de oído."
Lo primero que me viene a la mente es: Chico tiene que estar burlándose de nosotros; claro, con lo músico que es, pillará seguramente el húngaro, el finés, las lenguas aborígenes e incluso las muchas lenguas muertas. Pero, ya va: Chico no es el que habla, ¿o sí? Pobre José Costa... (protagonista de la novela).
3.- "Aquel día entré en su casa con el propósito de aclarar las cuentas y dar por cerrado aquel curso de mierda. Pero antes de irme haría un pronunciamiento en lengua portuguesa, en un portugués brasileño y muy rudo, con palabras agudas terminadas en ão y con nombres de árboles indígenes y platos africanos que le diesen miedo, un lenguaje que redujese su húngaro a cero."
José Costa (Zsoze Kósta) recibe un curso de húngaro de una tal Fülemüle Krisztina, con la que además tiene un romance. Tras un malentendido por cosas del lenguaje, él se molesta; luego viene el pasaje citado.
Supongo que me gusta por la manera casi "terrorista" en que defiende su lengua materna, haciendo hincapié en las obviedades, en las características que primero nota el de afuera (ese "ão" del portugués, por ejemplo).
Cuando habla de defender su lengua aparece visceral y parece (o se me antoja) que mostrara el esqueleto del portugués brasileño: rudo (aunque yo usaría el adjetivo "musical", más bien), palabras agudas terminadas en "ão" y palabras de orígenes indígena y africano.
4.- "Tuve miedo de, en un arrebato, atraerla contra mi pecho y decirle las cosas que sólo sabía decir en mi lengua, llenando sus oídos de palabras indecorosas, quizá africanas."
En la misma onda del fragmento anterior. Se le suma lo que comentábamos respecto a la primera cita: hay cosas que sólo atinamos a decir en nuestra lengua materna (cólera [léase rabia, arrechera], amor, dolor, pérdida, miedos, etc.).
Cosas, no palabras...
5.- "Volví a llamar y a llamar y a llamar, hasta darme cuenta de que llamaba por el placer de oír mi lengua materna: hola, soy Vanda... Entonces se me antojó dejar un mensaje después de la señal, porque hacía tres meses, o cuatro o más, que yo tampoco hablaba mi lengua: hola, soy José. Había un eco en la comunicación, soy José, que me daba la impresión de que las palabras salían extraviadas de mi boca, Vanda, Vanda, Vanda, Vanda. Y comencé a abusar de aquello, y dije Pão de Açúcar, marimbondo, bagunça, adstringência, Guanabara, dije palabras al azar solamente para volver a oírlas."
Este fragmente es de lo mejor. Deviene casi en acto amoroso, corporal, por el ritmo, el frenesí del mismo; es un tren incontenible, explosión. Como diría otro tipo ahí: "Gosta de sentir a minha língua roçar a língua de Luís de Camões". Pura palabra concreta como querían los hermanos De Campos y compañía.
6.- "...a medida que perfeccionaba mi literatura, naturalmente comencé a descuidar la relación con Vanda. De tanto dedicarme a mi oficio, escribiendo y reescribiendo, corrigiendo y depurando textos, esmerándome en cada palabra que ponía en el papel, no me quedaban buenas palabras para ella. Ya no tenía ganas de manifestarme ante ella, y, cuando lo hacía, era para decir tonterías, lugares comunes, frases desaboridas, con errores de sintaxis, cacofonías. Y si alguna noche, juntos en la cama, me acudían a la boca palabras adorables, yo las contenía, las economizaba para un futuro uso práctico."
No sé qué comentar. ¿Es que a tanto llega el gusto por las palabras? ¿es que puedo besar la "boca" en lugar de una boca? ¿es que puedo acariciar el "cuerpo" en vez de un cuerpo? Sí, alguna vez dijo André Breton que las palabras hacían -hacen- el amor, pero -OJO- entre ellas, son endogámicas, no nos invitan.
Sólo una cosa: el lenguaje también es un cuerpo.
7.- "...cuando aprendí a tomar distancia del yo del libro, mi lectura fluyó."
Una clase de narratología, pues...
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Para finalizar, los dejo con esta Construção que de-construye el lenguaje tan concretamente que, en efecto, deviene cuerpo, materia, en la canción.


P.D.: Gracias a Caetano Veloso por prestarme un verso para el título de esta entrada. El mismo lo extraje de la canción Língua, del disco Velô (1984).

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